Disponer de un botiquín veterinario básico en el hogar permite a los propietarios actuar de forma rápida ante pequeños incidentes que no requieren una visita urgente a consulta, pero sí una intervención inicial adecuada. Cada vez más veterinarios recomiendan personalizar estos botiquines en función de la especie, la edad y el historial médico del animal.
Entre los elementos más útiles destacan los cicatrizantes tópicos de uso veterinario, ideales para pequeñas heridas, cortes o rozaduras. También resultan especialmente prácticos los sprays calmantes para piel sensible o irritada, que aportan alivio inmediato y son seguros ante el lamido. Algunos productos del mercado actual han sido diseñados para ser bien tolerados incluso por animales jóvenes o con patologías crónicas, incorporando ingredientes con acción antioxidante y regeneradora.
El botiquín debe complementarse con gasas, vendas, esparadrapo, guantes, un termómetro digital, tijeras de punta redonda y, si es posible, un collar isabelino. Es recomendable añadir una hoja con las pautas del veterinario y los teléfonos de contacto en caso de urgencia.
Aunque estos elementos no sustituyen nunca una consulta profesional, sí permiten evitar infecciones, frenar el rascado o proteger lesiones hasta que pueda realizarse una valoración clínica adecuada. Una pequeña acción a tiempo puede marcar la diferencia.